Escribe Manuel
Huanqui Hurtado
El
Siglo XX indiscutiblemente representa para la breve aventura del hombre el de
mayor cobertura científica de todos los que no han precedido, y gracias a los
aportes de las mentes más prominentes de todos los pigmentos y en complicidad
con la cibernética se está logrando sincronizar todo lo intuido y concebido por los que han precedido, con
esta decidida e inquietante actitud se están develando los enigmas, misterios y
dudas que durante siglos de un obcecado dogmatismo nos tuvieron sumidos en un
extremado oscurantismo, donde especulaciones carentes del más mínimo
presupuesto de erudición, influyeron en forma decidida para optar por
filosofías, tendencias, sentimientos, concepciones, corrientes, y artes, que
nos impusieron en unos casos y en otros nos persuadieron a tomar partido,
desdeñando el aspecto del genoma social que es determinante en la decisión que
deben tomar los pueblos, que están unidos por el biotipo, fenotipo, y genotipo,
que ostenta vínculos más determinantes y contundentes que los que les han
endilgado a las nacionalidades de reciente data
que ahora dividen al mundo, y que están derivando en guerras
irreconciliables donde el pigmento está jugando un papel determinante.
Pero,
tenemos que reconocer que cuanto más se
devela de ese mundo ignoto, el horizonte
que aún queda por descubrir es cada vez
de mayor cobertura.
La
evolución de las especies que Darwin la sustento para explicar nuestros
orígenes, y que hasta no ha mucho fue satanizada al extremo, ahora está
cobrando inusitada vigencia; con referencia al universo, los astros, los
planetas, y asteroides que lo conforman, su permanente vigilia practicada por
los pueblos ancestrales, ha motivado a las etnias de todos los tiempos a
especular hasta derivar en un acendrado panteísmo por un lado, y por el otro extremo se advierte la actitud
de un obcecado geocentrismo, que frenó
el avance del conocimiento del cosmos, y que de no haber mediado esa enfermiza
actitud, ya estuviéramos en marte y Júpiter,
debido a que la luna ya la tenemos colonizada.
El
rastreo del universo que el hombre tiene a su merced, y que cuenta con la
complicidad de poderosos telescopios de la nueva generación que están
penetrando a las profundidades del cosmos, y que antes de ahora no podíamos
llegar a esos horizontes ni con la más
fecunda imaginación, ahora el astrónomo lo tiene más cerca que nunca.
Gracias
a la sinergia desplegada por la nueva generación de científicos, conformada por
astrónomos, geólogos, paleontólogos, genetistas, antropólogos físicos,
arqueólogos, biólogos, expertos en física cuántica, físicos y matemáticos y
recurriendo a ordenadores de sofisticada configuración, ahora ya conocemos en
parte todo el entorno que nos rodea.
Lo
que antes era especulación dogmática, para explicar aspectos determinantes del
hombre y su entorno, ahora se define con el gen y el átomo, la ingeniería
genética nos refiere nuestros orígenes como entes vivos, y el átomo gracias al
tiempo y la mutación que se advierte en su composición nos proporciona la
cronología, gracias a este aporte ya se sabe que la tierra ostenta 4,600
millones de años de edad, cuyo proceso
está petrificado secuencialmente en toda la corteza de la tierra, y que cada
día se descubren fósiles que certifican con gran transparencia la evolución de
las especies.
Uno de los científicos más lúcidos del siglo
pasado y principios del presente, que ha
deslumbrado al mundo con sus teorías del Big Bang, Big Crunch, agujeros negros
del universo, etc., etc., que a pesar de que sufre de multiplegia, y que
después de Alberto Einstein, es el que está persuadiendo a profundizar los
estudios de los misterios del universo,
este personaje es Stephen Hawking, y gracias a su aporte se ha ampliado el
horizonte el conocimiento referente al cosmos, y que ahora ya se sabe, que nuestro sistema
solar es parte imperceptible del casi
infinito conglomerado cósmico, y que gracias a su aporte se sabe, de distancias,
volúmenes, gravedades, composiciones de algunos cuerpos celestes, y que nos
refieren que existen en otras galaxias, cuerpos celestes, y astros con las
mismas características que nuestra maltratada y depredada tierra y que si no
enmendamos nuestra actitud paranoica de no depredarla, sobreexplotarla, y destruirla,
actitud que está por sobrepasar los
límites de la capacidad de resiliencia que ostenta, seremos culpables del suicidio de nuestra civilización.
Indiscutiblemente
estamos viviendo en el mejor momento de la historia de la humanidad, la
inquietud del hombre le ha adosado de una parafernalia tecnológica, que ha
superado la más fecunda imaginación, pero, también tenemos que reconocer que
estamos asistiendo al instante más macabro de un aparente progreso, donde la
ambición sin límites del hombre lo está conduciendo a guerras con la
intromisión de armas bioquímicas, para aprovechar las estructuras de los
pueblos vencidos, que después de someterlos, sólo será preciso fumigar los
ambientes para ser ocupados, y no como en otrora que las bombas destruían todos
los entornos y después de las victorias sólo encontraban cono trofeos,
escombros, destrucción, desolación y muerte, ahora esa es la nueva geopolítica
de la ambición.
La
humanidad ha dado saltos cualitativos y
cuantitativos desde sus orígenes, de las
señales de humo hemos derivado a la vía satélite, de la cueva prehistórica
esculpida por las manos del tiempo en roca viva, donde el colchón y la almohada
eran de piedra, ahora se puede disfrutar de hoteles de hasta un kilómetro de
alto, para acercase más a las estrellas
que tanto anhela el hombre contemporáneo, del arte prehistórico al offset, de
la punta de proyectil lograda en cuarzo, que utilizó el hombre para defenderse
de las fierras que lo inquietaban, hemos derivado a la bomba atómica, del
tatuaje al maquillaje, de la telepatía
al teléfono celular, de la imaginación al video, de la magia a la ciencia, del
mimo al lenguaje articulado, de la forma
iconográfica de comunicación, ahora se recurre a la representación simbólica
que modernamente se utiliza en el lenguaje de las computadoras, la ciencia y el
turismo, que eliminando tiempo y distancia envían con especial sincretismo el
mensaje requerido.
Se
conocen infinidad de formas de energía, para satisfacer el confort que el
hombre moderno precisa, pero, se descartan las menos contaminantes y se optan
por las más riesgosas por su aparente funcionalidad, como es el caso concreto de los combustibles fósiles y la energía
radioactiva, que está acelerando la destrucción irreversible de nuestra única
morada.
Los
planes de expansión geopolítica de los imperios que hace siglos sometieron a
todos los pueblos de los continentes de su entorno, y les impusieron sus
maquiavélicos designios, para explotarlos y arrebatarles sus recursos
materiales, y ante las aparentes luchas de reivindicación de los pueblos
sometidos, se pensó en un nuevo amanecer pleno de libertades, pero, todos los esfuerzos e
intenciones fueron inútiles, y gracias a la riqueza que nos extrajeron
brutalmente, perfeccionaron sus mecanismos de dominación, y en complicidad con
la nueva versión de felipillos nativos, ahora con renovados sistemas y
doctrinas de sometimiento y en complicidad con organismos que los han implementado,
a la medida de sus ambiciones, el panorama para los pueblos testimonio es cada
vez más sombrío.
Ahora
el lenguaje de la ciencia, es cada vez y más complejo y diversificado, se habla
del genoma humano, de clonación, de células madres, de mutación atómica, de
cambio climático, de hibernación, de
precesión, de resiliencia, de mecánica
cuántica y cada día se descubren elementos diagnósticos de eventos que
ocurrieron y que precipitaron otros efectos nocivos para el equilibrio que el
hombre precisa para seguir
desarrollando todas sus inquietudes. Y
tenemos que admitir que asistimos a un segundo analfabetismo, que es más
contundente y riesgoso, y es el de no estar a la altura de las circunstancias
de los modernos sistemas que la tecnología está poniendo a disposición del
hombre, que es la computadora más perfecta y sofisticada que se haya concebido
y que todo de lo que ahora disfrutamos son hijos del cerebro humano.
La
multiplicación incontenible de ejércitos
de bacterias, virus, microbios, etc., etc., están atacando
despiadadamente a poblaciones enteras, y se ha comprobado que el metano (inicio
hace 250 millones de años, que es 20% más
potente que el dióxido de carbono) creado por microbios son los
culpables de la mayor extinción en la tierra, a esto se suma la emisión
incontrolable de gases tóxicos, que atentan en contra del equilibrio del medio
ambiente, y pese a todas las recomendaciones
de los organismos internacionales, más puede
la ambición y paranoia de algunos hombres que están insuflados de
insaciable ambición de acumular poder y dinero, que el destino de la humanidad.
Y el último reporte que captamos es que
se están cruzando bacterias con partículas de oro para crear un material vivo y
muerto a la vez. (Instituto Massachusetts. U.S.A.) A esto hay que agregar qué
otras experiencias más se estarán realizando a espaldas de los más de 7,000
millones de personas que habitamos el planeta tierra.
No
en vano los países más poderosos del planeta están construyendo ciudades
subterráneas, e implementando ciudades burbuja previstas con todas las
seguridades para encarar en parte cualquier hecatombe que los pudiera inquietar.
Nos
preocupa que durante miles de generaciones, se especulara con filosofías,
concepciones del mundo, y que el hombre concretara todo lo intuido, y tratara
de lograr una aparente paz en complicidad con líderes espirituales, ante su
impotencia se tenga que resignar a un
triste final.
Estas
razones que son más que suficientes, que han
persuadido para que Stephan Hawking, vertiera la siguiente aseveración
premonitoria, “la especie humana, se
enfrenta a una extinción inminente si no conquista nuevos mundos a
través del cosmos”.
E-mail:
manuelhuanquihur@hotmail.com
Facebook:
https://arqueologiaviviente.blogspot.pe/
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