Escribe Manuel
Huanqui Hurtado
Inesperada
e increíblemente ya estemos viviendo la era digital, debido a que hemos
superado con creces muchas etapas,
horizontes, ciclos, edades, estadios, circunstancias, eras, etc., etc.,
denominaciones que se han vertido para tipificar por los trances que ha pasado
el hombre en su devenir durante más de 100,000 años de experiencias y vivencias
que están registradas desde que aparece nuestra especie en el centro del África,
y esto es posible después que se supera la edad del hielo, y en su fatigoso
nomadismo fue migrando a los continentes que estaban en su entorno.
La
permanente inquietud de la cual está premunido el actor de nuestra única
historia, para sobrevivir ha tenido que recurrir a infinidad de gestos y
actitudes, que ahora en complicidad de
memorias de última generación, los tienen secuencialmente codificados, de todo
lo referente a los más grandes inventos y descubrimientos, amén de acontecimientos
geológicos propios de su mutación, que han sido advertidos por las etnias de
todos los pigmentos, pero, pese a que cada día se descubren infinidad de
vivencias y experiencias, aún existe un porcentaje mayor que no se ha develado,
que es de trascendental importancia para sincronizar y tratar de concretar el espectro de la tierra, que todavía no nos
muestra su perfil definido, y en su
interpretación pese a las mejores intenciones se advierten algunas
incongruencias.
Las
especulaciones de los hombres que nos han precedido, donde se trasluce un
oscurantismo en sumo grado, muchas de esas reflexiones estaban acordes con ese
entonces, que han sido digitadas por maquiavélicos designios, que pese a sus
buenas intenciones en dichas experiencias
se advierte carencia de cobertura social y seriedad científica.
Las
ciencias que antes estaban postergadas y no le merecían credibilidad, ahora
adquieren inusitado protagonismo y que sincronizados con el rigor científico
que se precisa, están proyectándose al futuro con extraordinaria cobertura.
La
teoría de la evolución de las especies tan satanizada hasta no ha mucho, ahora
adquiere singular vigencia. Los conceptos de cielo, tierra, infierno, juicio
final han quedado postergadas definitivamente, y las ciencias y disciplinas que
ostentaban gran protagonismo han pasado a segundo plano, y la astronomía, la
geología histórica, la arqueología, la antropología, la genética, el paleo
clima y la mutación del átomo. etc., etc.,
están asumiendo un rol determinante para conocer nuestros orígenes.
La
astronomía gracias a los telescopios de alta definición que están penetrando en
las profundidades del universo, que distan del centro de la tierra a millones
de años luz, y donde el tiempo juega un papel determinante y escrutando
minuciosamente al átomo y su permanente
mutación permite conocer con
extraordinaria aproximación que los inicios del universo largamente sobrepasa en algunos
sectores los 15,000 millones de años, nuestra tierra está ubicada en la orilla
de un sector del universo, donde pululan constelaciones, sistemas
planetarios, detectados en los agujeros
negros del universo.
Ya
se tiene la relación de todos los cuerpos celestes, distancias, gravedades,
volúmenes, composición, y los últimos reportes que nos llegan nos refieren que
hay más de una docena de planetas que ostentan
las mismas características que nuestra dolida, depredada, contaminada, y
única morada que es nuestra tierra, pero ubicados a miles de años luz.
Esto
nos invita a la reflexión y admitir sin
rodeos ni ambages que no estamos solos en el universo, y en cada minúsculo, simple o complejo planeta, se están gestando sus
procesos de mutación que culminará con su extinción para convertirse en polvo
de estrellas, como ocurrirá con nuestra tierra.
Lamentablemente
el hombre, que se presume fue la culminación del proceso de evolución de los antropoides, y
que de acuerdo a lo últimos sondeos deja traslucir que los neanderthales presumen que estaba dotado de mejores
atributos que el homo sapiens que genéticamente es nuestro predecesor, pero que
lamentablemente se extinguió.
Para
lograr el perfil que ahora ostentamos en lo referente a nuestra escultura,
donde se advierte el genotipo, biotipo y fenotipo, características definidas
que identifican a cada etnia, mutación que es el resultado de un lento proceso
de configuración y despigmentación, para adquirir las tonalidades que muestran
y que la ecología y la orografía fueron determinantes para definir el espectro
que ostenta cada etnia con características definidas que lo identifican.
Ahora
se pretende tipificar a cada continente por el color del pigmento, el África
desde siempre se le conoce como el continente negro, parte del oriente se lo
define como continente amarillo, la india pareciera que el proceso de
despigmentación se hubiera detenido, Europa
lo han definido como el continente blanco, y América como el continente
marrón.
Las
rutas que apertura el hombre desde épocas pretéritas, para intercambiar
vivencias y experiencias ha generado una
inevitable promiscuidad genética que se advierte en todos los continentes,
pero, quienes por un especial designio conservaron sus genes y sus memes, son
las etnias que prevalecen con especial
contundencia y están predestinados a ser los últimos en extinguirse, y quienes
no respetaron sus códigos genéticos, están soportando distorsiones en su comportamiento
que nos preocupa, y están generando gestos y actitudes de algunos grupos que ya limitan con la paranoia, por
atribuirse cierta superioridad y pretenden imponer y hacer prevalecer sus
designios.
Pero,
cada grupo étnico desde sus orígenes ostenta su genoma social que es el
fundamento más contundente de su integración, y cualquier proyecto o documento
de constitución política, o norma que rija sus destinos, debe
tener como sustento los aspectos referidos al pigmento, idioma, fenotipo,
biotipo, y genotipo, cosmovisión y esto es fácil comprobarlo en el panorama
mundial, que muchos pueblos, países, naciones, conglomerados humanos que
obviaron estos requisitos actualmente se encuentran soportando pugnas internas
y en algunas se advierte escenas de
extremada violencia, pese a compartir el mismo territorio y representar
su identidad con una bandera de colores y proporciones definidas, que los
identifica.
La
genial intuición del hombre, que en desafiante actitud está hurgando el cosmos,
en complicidad con telescopios de última generación y alta resolución, está
penetrando a las profundidades del universo donde antes no podíamos asomarnos
ni siquiera recurriendo a la más fecunda imaginación, por el dogmatismo
enfermizo que nos impusieron los que nos sometieron, que ha mantenido vigencia hasta
no ha mucho, ahora recién podemos admirar con increíble nitidez y transparencia
el espectacular colorido que define el espectro del universo, donde uno
descubre matices de una armonía cromática que amplía con mucha cobertura la
gama de colores que ya está impreso en nuestro disco duro y nacemos premunidos
de este don, todo ese horizonte ignoto donde nacen y mueren las galaxias en el
que están inmersos planetas y estrellas y diversidad de cuerpos celestes, que
se rigen por los flujos del universo, y que ahora se está recurriendo a sensores
ultrasensibles para captar la sinfonía de las esferas, y codificar sus señales
y traducir el mensaje que nos envían, y que ya estamos a punto de develarlos
esto nos permitirá establecer que no
estamos solos, y todo esto es posible gracias a que estamos viviendo en la era
digital.
Sincronizando
todos los elementos diagnósticos que se tienen codificados y que es el aporte
de todo lo concebido por los estudiosos de todos los tiempos, ya sabemos la
edad de la tierra sobrepasa largamente desde sus inicios más de 4,500 millones
de años, ha soportado infinidad de
eventos propios de los flujos y las
leyes del universo, pero, nuestra tierra
antes de convertirse en polvo de
estrellas puede ser víctima de un improntus que interrumpa su proceso de
evolución, no estamos libres que de
repente nos impacte un meteoro de
sorprendente volumen, y consecuentemente generaría clamorosas distorsiones, descompensaciones
que precipiten cataclismos y se rompan los desequilibrios ecológicos que pongan
en peligro la flora y la fauna, y que comprometería el confort del cual disfruta ahora el hombre, y que la gran mayoría
observa impotente que para satisfacer este estilo de vida, está comprometiendo
el equilibrio de miles de años que ostenta
nuestra dolida tierra.
Cuando
se inicia el despertar de la civilización, esto ocurre en la cueva prehistórica
hace miles de años, nuestro predecesor disponía de todo el patrimonio que tenía
en su entorno sin ninguna limitación, pero lo hizo con extremada prudencia,
esto fue posible porque genéticamente
existía unidad en su constitución, los que inician esta aventura estaba
conformado por un reducido grupo que no excedían de unos miles, y ahora
largamente sobrepasamos los 7,000 millones de habitantes.
Esta
nuestra tierra que es el crisol de ambientes ecológicos, y que el hombre
paulatinamente los ha ido ocupando, donde se advierte paisajes incomparables,
recursos de toda índole, pero en sus inicios no asomaba en lo más mínimo la
ambición del hombre, y que con el correr de los tiempos pasó a ser propiedad
privada, y ante el asombro de los habitantes de todos los pigmentos,
atónitos tengamos que aceptar que un
reducido grupo que no constituye ni el uno por ciento de la población mundial
sean dueños del planeta habitantes y todo, y puedan disponer de todo su
patrimonio natural, cultural e
inmaterial, a tal punto que estemos viviendo en el momento más crucial de
nuestra existencia, pero esta paranoia está precipitando un recalentamiento
global, tan sólo para colmar sus apetencias de extremada egolatría cuyas
consecuencias son imprevisibles, ante este inevitable advenimiento ya se está
explorando el espacio, para ubicar otro planeta que le pueda brindar las
condiciones mínimas para que nuestro semejante pueda continuar con su
desenfrenada ambición, pero, estamos seguros que ahora lo hará con prudencia si
es que no quiere precipitar su final, para ello está tomando todas las
precauciones con especial prospección y proyección
Ojala
que la ingravidez por la que inexorablemente tendrá que transitar para superar
la gravedad de la tierra a la cual está
asido, lo haga cambiar de actitud, porque simultáneamente este recalentamiento
global está generando el recalentamiento social que está comprometiendo la paz
y la armonía en la que deben discurrir sus últimos días, que ya lo
predicen, sólo hay que echar una mirada
al panorama mundial y advertimos enfrentamientos como consecuencia del
descontento global, provocado por el egoísmo de seres insensibles.
Algunas
etnias premunidos de un aparente complejo de superioridad, pese a tener un
mismo origen, no quieren admitir el
deterioro genético que se advierte y para hacer prevalecer sus designios y
privilegios maquiavélicamente está recurriendo a todo tipo de argucias, que
están generando confrontaciones en especial las de tipo étnico, y a sus actos
le han adosado exagerada y peculiar parafernalia, y han implementado una
pasarela exclusiva que le han adosado una alfombra de extremada discriminación donde desfilan premunidos de especial
arrogancia y en complicidad con la vía satélite que elimina tiempo y distancia
nos traen imágenes donde muy simuladamente en unos casos y en otros
abiertamente se deja traslucir demasiada discriminación, tomando como pretexto
el pigmento, el fenotipo y el aspecto
económico, mientras que simultáneamente en otras latitudes, etnias que
conservaron su pigmento y su cosmovisión
son víctimas de una inaceptable discriminación, donde se advierten rostros de
niños que no merecen este sino, y viven en un desamparo total, que claman a
todos los dioses y ninguno escucha su angustioso clamor.
Esta
odiosa discriminación de aparente superioridad, posibilito que ciertos grupos
étnicos, teniendo como escenario Europa, donde se instauraron los imperios
hegemónicos como el inglés, el francés, el portugués y el español y so pretexto de los grandes descubrimientos,
invadieron y sometieron a sangre y fuego
a todos los continentes de su entorno, y la primera tarea que se
proponen fue imponer su cultura y su idioma, y los adecuaron a sus mezquinos
intereses. Pero, nuestra tierra en menos de un milenio, que es una ínfima parte
de su edad, ha soportado infinidad de cambios so pretexto de la tan mentada
modernidad y progreso aparente, han descuartizado continentes cercenando su
trama geológica, han modificado orografías, han dividido pueblos que ostentaban
unidad étnica y cultural, han instalado centros fabriles de todas las
coberturas implementado fundiciones para obtener metales de todas las resistencias, y concebido materiales de
compleja sofisticación, han devastado selvas y exterminado flora y fauna únicas
en el mundo, han construido represas cuyos volúmenes que acumulan pueden
alterar la disposición del eje de la tierra, se han detonado infinidad de
bombas atómicas cuyas emanaciones radioactivas al margen de la contaminación
que generan, es un peligro latente, han perforado los colchones de ozono, han
implementado aviones supersónicos que rompen dos veces la barrera del sonido que han causado daños irreversibles, que está
sobrepasando los límites de resiliencia que ostenta la naturaleza, a esto hay
que agregar que cada día, la basura, los desperdicios químicos, residuos de
tecnologías superadas, producen una
progresiva contaminación, no podemos obviar de acotar que el fondo de los mares
está colmatado de basura bélica,
que son una amenaza permanente, que
afecta y compromete la integridad del hombre, y la biodiversidad en el que ya se advierte un deterioro
biológico y genético, que se refleja en la actitud que está asumiendo, estos
son sólo algunos aspectos de la infinidad de atentados ecológicos que a diario
soporta la tierra que está acelerando un final apocalíptico.
No
podemos dejar de mencionar que pululan en nuestro entorno miles de ejércitos de
virus, bacterias, microbios que silenciosamente están diezmando poblaciones enteras y de no
prevenir lo harán con continentes.
La
tierra está seriamente comprometida ante la indiferencia de gobernantes
insensibles e instituciones que tienen que velar por la paz del mundo, esta
negligente actitud que ya limita con la paranoia está precipitando el
recalentamiento social que estamos viviendo de un tiempo a esta parte y que la
televisión no reporta con extraordinaria nitidez de la crueldad que hacen gala
y que han superado todas las ya conocidas.
El
hombre que hace setenta mil años cuando inicia su breve aventura, se dio maña
para concebir armas de la más simple que fue el hacha de piedra que la utilizó
para defenderse de las fieras que le inquietaban en su entorno, haya derivado a
las más compleja que ahora representa las bombas bacteriológicas.
Pero,
estas distorsiones vienen acompañadas de trastornos en el comportamiento del
hombre, y como pretexto recurren a los sentimientos religiosos, que al margen
del aparente aspecto místico, es estrictamente étnico, que pese al tiempo
trascurrido no lo han superado, y está adquiriendo especial protagonismo e
inusitada espiral de violencia, y el odio que se advierte es incontrolable, y
se están suscitando infinidad de guerras, que están diezmando pueblos, y que las escenas de crueldad,
superan ampliamente a todas las que nos han precedido.
Cada
persona del planeta, que ya sobrepasa los 7,000 millones de habitantes es una
bomba humana en potencia a la espera de detonar en circunstancias poco
propicias, por la discriminación o boulling que soporta el hombre en todas las
latitudes, como consecuencia de que hay grupos étnicos que se atribuyen cierto
grado de superioridad.
Además
tenemos que admitir que este recalentamiento social está comprometiendo la paz
global, es urgente tratar de lograr el consenso entre los pueblos recurriendo a
la conciliación y así evitar xenofobia que ya acarreando funestas
consecuencias, que ni con la participación de las organizaciones mundiales que
se han implementado cuyo costo de mantenimiento es astronómico y donde prevalece
indiscutiblemente el poder de los imperios hegemónicos de siempre que ahora
cuentan con sofisticada tecnología de dominación y persuasión, y que no cumplen
con el objetivo por el cual fueron concebidos y que su única finalidad fue para
que el hombre de todos los pigmentos y de cualquier latitud pueda disfrutar de
la paz y libertad que desde siempre se ha tratado de lograr.
No
quiero admitir que esta violencia sea el rebrote de algunos improntus que
vivimos el siglo pasado que condujeron algunos líderes y sus pueblos y protagonizaron las dos guerras mundiales cuyo
costo humano y material fue incalculable y que recién gracias a la televisión
estamos tomando conciencia de la real cobertura, al margen de que pueblos y continentes quedaron
en escombros.
Antes
solíamos expresar “ojos que no ven, corazón que no siente” y las generaciones
que nos han precedido, no presenciaron en vivo y en directo las escenas más
cruentas que vivió nuestra dolida humanidad, y que la historia nos refería
estos hechos muy tangencialmente, ahora recién los estamos presenciando
atónitos.
Hay
flujos del universo que pareciera influyen en el comportamiento que asume el
hombre en épocas determinadas, que desborda la paz y la tranquilidad en la que
vive y vivía aparentemente nuestra dolida humanidad, al margen de las causas y pretextos que se les achaca a las
guerras, se arguye que en las dos confrontaciones mundiales se advirtió que el planeta marte se acercó a la tierra, y sabemos que la
constitución de este planeta es un gran porcentaje es de hierro, y es
ampliamente conocido que el Dios de la guerra es Marte, y esto excitó las
mentes de los habitantes del planeta que precipitaron las dos guerras.
Ojala
que estas especulaciones no prosperen para tratar de justificar la violencia en
que vivimos inmersos, ni sea la consecuencia de otros designios de los cuales
desconocemos sus orígenes.
Y
ante el colapso de todas las doctrinas y sentimientos religiosos, la era
digital pueda sincronizar las vivencias y experiencias y en un sincretismo sin
paralelo estemos en vísperas del
advenimiento de una nueva propuesta para los siglos venideros.
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