Escribe: Manuel
Huanqui Hurtado
La revolución
socialista que se inspiró en doctrinas filosóficas y políticas con el propósito
de integrar etnias, para lograr un objetivo común de bienestar social, para
concretar este proyecto se unen, aparentemente 53 nacionalidades cada una con
sus genes y memes definidos, experiencia que tuvo poca cobertura, y relativo éxito,
debido, a que ostentaba más fuerza y contundencia el aspecto étnico que estaba
contenido en su genoma social, que define cada aparente nacionalidad y que
precipito su digresión.
La revolución
China, que ostenta solidos genes y memes, es la única que ha prosperado y se proyecta al futuro con
imprevisible cobertura.
Es que
los chinos han conservado, pese a todas las agresiones, discriminaciones,
incursiones violentas, humillaciones, por parte de los poderosos imperios hegemónicos,
su fenotipo, no han deteriorado sus genes, los han conservado, no los han agredido, no lo han prostituido,
no han permitido que se consuma una irresponsable promiscuidad genética, esto
los ha posibilitado mantener intacto su genoma social, esto significa que no
han cambiado su escritura, ni su idioma, tampoco han distorsionado su
cosmovisión, su unidad étnica, pero, lo más determinante y que no ha sufrido alteración
alguna es su genotipo, su fenotipo, su biotipo, que les ha posibilitado
mantener las características de su escultura humana, que descarta la discriminación
y xenofobia, sus ritos siguen siendo los mismos, su arte, su música, que son
factores de integración, amén de que son prudentes y aceptan el comportamiento
de otras etnias y conviven con ellas, han emigrado a otros continentes,
llevando los rasgos más significativos de su cultura, basta mencionar su
comida, tan es así que podemos manifestar que el chifa es universal. En esta
experiencia política, el genoma social ha sido determinante.
La revolución
cubana, un movimiento de reivindicación, que se gestó para ser imitado en toda América.
Lamentablemente no ostento genes y memes consistentes, y ante el asombro de sus
seguidores y teóricos que la promovieron, cada día va perdiendo vigencia.
La única
que es digna de ser rememorada, emulada e imitada es la revolución China, y el Perú
ostenta esos ingredientes sociales.
Nuestro
querido Perú, que es una de las culturas, civilizaciones, presencias o como se
le quiera denominar, constituye la más emblemática de América Nuclear, con sólidos
principios, ostenta genes y memes consistentes, que desde hace cinco siglos, ha
sido agredida, explotada, despreciada, marginada, discriminada, pero no
extinguida, por blancos y criollos, amén del criollo amestizado e inmigrantes
de otras etnias, que no han comprendido nuestra prudencia, y han iniciado un
afán de copar instituciones, empresas, etc., etc., dejando entrever un aparente
complejo de superioridad, que lo ostentan, amén de que fueron y son cómplices
de imponernos una infinidad de designios que no concuasan con nuestro genoma
social.
Se instauraron
las universidades provenientes de occidente, como centros de formación educativa,
dejando de lado lo yachayhuasis, al margen de que prohibieron que hablemos
nuestras lenguas nativas que ostentaban mayor contexto, nos impusieron
brutalmente la lengua o idioma de los conquistadores carente de mensaje, esta
imposición fue la causa de la perdida de parte de nuestra identidad, y que fue
la columna vertebral de la cultura andina, y somos conocedores que cuando los árabes
invades España y los someten durante nueve siglos, y cuando los expulsan, los
sometidos no adoptaron la lengua árabe, ni su sentimiento religioso, retomaron
lo suyo, sin darse cuenta que los invasores ostentaban una cultura superior, y
es la que nos debieron haber traído a nuestra América.
Cuando
inicio mis estudios en la Universidad Nacional de San Agustín, que discurren
entre los años de 1,960 a 1,970 del siglo pasado, la época de mayor convulsión política,
donde los ideólogos, los teóricos, diletantes, paranoicos, obcecados
revolucionarios de mi generación, fueron impactados, por la marea roja, inician
sus especulaciones en función al materialismo histórico, la dialéctica etc.,
etc., emulan a Marx, Mao, Stalin, Trotsky, Lenin, Fidel y el Che Guevara, etc.,
etc., mis contemporáneos trataron de interpretar esos avances y adecuarlos a
nuestro mundo, e inician sus actividades revolucionarias, sin el sustento que se precisaba, yo provenía de
los ríos profundos que tanto pondero Arguedas, y fui testigo presencial de lo
que José Carlos Mariátegui escribía en sus siete ensayos, pero, mi generación
estaba obsesionada por la revolución socialista, deliraban con Marx, soñaban
con Stalin, desvariaban con Trotsky etc., etc., su máxima aspiración era llegar
a Moscú, recorrer la plaza roja, para sentir sus efluvios, tomar vodka, y de
paso aprender unas palabras en ruso, para captar a plenitud sus memes, inclusive enviaban estudiantes a Rusia para que sienta
la vivencia de esa revolución, como el suscrito era uno de los máximos representantes
de los estudiantes de esa época, fui seleccionado para viajar a Moscú, pero el
requisito era firmar un documento para pertenecer a la juventud comunista,
condición que no accedí, porque yo tenía otra formación, muchos de mis contemporáneos
viajaron y retornaron como promotores de esa revolución.
Recuerdo
a manera de anécdota, que aquí en la universidad, me conocí con un profesor de matemáticas
apellidado Tello, que formado en la universidad de Kiev, el me refería que la lejanía,
el frio, la soledad y la indiferencia de otras etnias, lo tenían sumido en un
monólogo de depresión.
Y paseando
por las gélidas calles de Kiev, leyó un anuncio de una institución cultural,
que decía, que a las siete se dictaba una conferencia sobre el idioma quechua,
me frote las manos de alegría, porque estaba seguro que el disertante provenía
del Perú o Bolivia, pero, debía ser por lo menos un personaje a fin a nuestra
etnia, y fui el primero en concurrir a dicho evento, para confundirme en un abrazo.
Grande
fue mi sorpresa que el conferencista era un ruso, que tomo más interés por
nuestro idioma, para los rusos el quechua es un idioma, pero para algunos
doctos y eruditos de nuestras universidades es un dialecto, y lo discriminan olímpicamente.
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