Dr. Manuel
Huanqui Hurtado
Quienes
provenimos de auténticos arequipeños, podemos considerarnos genéticamente hijos
de este pueblo, altanero, revolucionario, místico, telúrico, mágico, esotérico,
y además porque sus hijos están premunidos de especial dosis de imaginación e
inquebrantable voluntad para encarar con serenidad los designios naturales y
las consecuencias de los desaciertos de algunos personajes que fungen de
gobernantes, debido a que no poseen ni talla, ni estatura de estadistas y cuyos
gestos precipitan el descontento popular y que con centrado criterio político y
jurídico, siempre Arequipa capitaliza, y en nombre del Perú asume su defensa.
Desde
hace medio siglo, somos testigo y actores de su incomparable historia, y por la
trascendencia que ostenta este pueblo, me inspiró a dedicarle los mejores años
de mi vida a hurgar y penetrar en los estratos más profundos de su pasado, y
hemos extraído evidencias materiales que constituyen las fuentes irrefutables
de su auténtica historia.
En
homenaje a mi padre Manuel Ramón Huanqui Clavijo, arequipeño químicamente puro
y en agradecimiento a haberme dado la oportunidad de alternar en las aulas del
Colegio Independencia Americana y en la Universidad Nacional de San Agustín,
con personalidades que me infundieron especial mística, premunida de valores, a
los cuales nunca he renunciado, inclusive cuando fui alto dirigente
universitario y funcionario al servicio de Arequipa.
Mi
homenaje a este pueblo consiste, en haber donado más de 5,000 libros a la
comunidad de mi autoría, haber dictado más de 2,500 conferencias audiovisuales
en el todo el Perú, repartido en instituciones públicas más de 500 video
conferencias con temas de mi especialidad y haber abordado más de 30 aspectos,
rescatado miles de especímenes arqueológicos, que constituyen valiosos
elementos diagnósticos, evidencias con las cuales estamos escribiendo la
auténtica historia de los pueblos de esta región.
Pero,
cuando por razones profesionales, visitamos otras latitudes y nos endilgan ese
slogan, no sé si con buena o mala intención de “Arequipa República
Independiente” membrete que no gusta a muchos, porque hace presumir, que se
trata de un exceso de vanidad y auto estima, que en la mas de las veces hiere,
la susceptibilidad de otros pueblos, pero, esta referencia tiene un sólido
fundamento.
Al
respecto tenemos que verter nuestra opinión, y en mi condición de abogado,
especializado en Patrimonio Cultural, lo hago con mucha transparencia e
imparcialidad.
Cuando
el Imperio Francés de la época de los Luises, se excede en lujos, boato, y el
trato discriminatorio y humillante con la sociedad de su entorno, estos gestos
fermentan una reivindicación social, encabezada por destacados intelectuales,
conformado por filósofos, políticos, enciclopedistas, jurisconsultos, hombres
que dominaban artes y oficios, estos personajes capitalizan el descontento
popular y van diseñando una nueva experiencia de gobierno, que incidió más del
fondo que en la forma, y que es considerada por todos los analistas, este
gesto, como una auténtica revolución, porque cambió un sistema caduco de
gobierno, despótico, autoritario, monárquico, individualista, por otra
propuesta de gobierno, y con esta actitud sin precedentes, se instaura la República,
en las que se consignan las auténticas libertades del hombre y del ciudadano,
que están insertas en las constituciones de todas las florecientes repúblicas
del mundo, y que inspiró la experiencia francesa, pero, este gesto
trascendental constituye el sincretismo más elocuente de reivindicación de los
desposeídos de ese entonces.
Desde
1789, los franceses se ungen como los iniciadores de la instauración de la
Primera República, la misma ha tenido una proyección política y social sin
precedentes.
En
América, después de consumarse la conquista y el coloniaje a partir del Siglo
XVI, por parte de los Imperio Europeos, España toma posesión del Tahuantinsuyo,
en nombre de los Reyes Católicos, pero, el poder y el control de la Corona,
estaba en el Perú, especialmente en el Cusco, donde se instauró un sistema de
explotación material y espiritual inhumano, para satisfacer el apetito y la
ambición de obtener la mayor riqueza material consistente en el oro del Perú,
que posibilitó el poderío que hoy ostentan los ocho países más ricos del
planeta, y que paradójicamente e inexplicablemente aún seguimos aportando
nuestra materia prima, ante la insensibilidad de nuestros gobernantes.
Arequipa,
pueblo de milenario ancestro, que ostenta una ubicación estratégica y
geopolíticamente constituye el epicentro donde convergen las rutas más
importantes de la cultura y el comercio, y que después de 1539, cuando las
huestes españolas fundan Camaná, como un hito de penetración a nuestros
territorios alto andinos; pero, se ven obligados a dejar esas tierras, debido a
que una peste, casi diezma a los conquistadores: Después de ese trágico
percance, Arequipa es elegida en l540, como la sede el dominio español en estos
territorios y un 15 de Agosto, se concreta su fundación, escogieron este
entorno, porque ostenta recursos materiales únicos, paisaje natural de singular
luminosidad, que muy pocos lugares ostentan, y que hace posible que los que
viven en esta tierra, al estar admirando el paisaje destellante de su entorno y
estar en permanente vigilia, advierten una acuarela natural en permanente
mutación cromática de singular equilibrio, de espectacular belleza, que ha
propiciado la concepción de un personaje sobrio y sereno, de gran sensibilidad,
dueño de especial temperamento, y que nítidamente está reflejado en las
actitudes que asume cuando se conculcan los derechos del hombre y del
ciudadano.
La
fluida comunicación, que mantenía Arequipa con España, desde la conquista y
posteriormente en la colonia, posibilitó a sus hombres estar al tanto de todos
los movimientos políticos, artísticos, literarios, jurídicos y científicos, de
la vieja Europa, y esta tierra se constituyó en el crisol de la inteligencia
del Perú.
Es
por ello que cuando se instaura la república, después de consumarse las gestas
libertarias y revolucionarias, Arequipa aporta lo mejor de su sapiencia, para
dar el salto cualitativo de la Colonia a la República, y es precisamente por
este gesto, los demás pueblos conscientes del Perú, la ungieron a Arequipa,
como la República Independiente, y desde ese entonces, este pueblo exportó a
los demás entornos geográficos, su serenidad y sobriedad política y jurídica.
Y
cuando algún personaje que se atribuye nuestra representatividad, no sólo de
Arequipa, sino del Perú, no respeta nuestra sagradas libertades, de inmediato
suena como un clarín el grito de reivindicación, para evitar se pretenda
conculcar nuestros legítimos derechos.
Es
por eso, que advertimos, no amenazamos, que tengan todos los gobernantes de
turno, mucho cuidado con Arequipa “La República Independiente” que ante tanta
estafa política, que es víctima el pueblo peruano, aquí en medio de andenes y
volcanes, conventos y monasterios, palacios y tambos, junto al cogollo de
chicha y la picantería, se está fermentando la última revolución, que acabará
definitivamente con la injusticia social que se ha encaramado en todos los
estamentos de la administración pública.
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