jueves, 9 de marzo de 2017

Las edades de la historia


Dr. Manuel Huanqui Hurtado

Gracias a la tecnología de punta, que la inquietud del hombre ha concebido, paradójicamente la ciencia de la Arqueología, aprovecha todo ese universo de inventos, descubrimientos y experiencias, para hurgar y develar algunos enigmas del pasado, y como referencia podemos manifestar, que parte de ese instrumental de alta tecnología, se ha puesto al servicio del rastreo del pasado, mencionaremos algunos de estos portentosos aportes, por ejemplo, ya se tiene las fotos tomadas de satélite, con la técnica de infrarrojo falso color y que nos proporciona el espectro de la tierra, que nos está develando sus propiedades y características, con la transparencia que se precisaba, se está recurriendo a las radiografías con resonancia magnética, con las que se está penetrando sigilosamente a las intimidades de la anatomía humana, y se está escrutando los órganos más sensibles, como son el cerebro, el corazón, el hígado, los riñones etc., etc., y que antes nunca fueron ollados, y nos está proporcionando valiosas referencias que la ciencia codifica con la finalidad de tener un mejor conocimiento del perfil del genoma humano, que nos amplía con extraordinaria fidelidad, y gran cobertura la verdadera actitud que asumieron nuestros ancestros desde épocas pretéritas, hasta nuestros días, donde está resumida su breve aventura.

El paleo clima, nos refiere de los grandes cambios ecológicos que ha posibilitado el nacimiento, la evolución y extinción de las presencias culturales que nos han precedido, las cuales nos han legado todo ese universo de manifestaciones materiales que están rociadas en las diferentes latitudes, y que tácitamente resumen muchas aristas del quehacer humano y que constituye el sincretismo de su cosmovisión.

La geología histórica, nos hace conocer de la infinidad de elementos constitutivos de la tierra, a los cuales con especial ingenio ha recurrido el hombre para concebir herramientas, utensilios, estructuras y perfiles que le han servido y le sirven como hábitat, para protegerse, inicialmente de las fieras que inquietaban su entorno y ahora para encarar los designios del medio ambiente, y en pleno siglo XXI, para protegerse de la obcecada ambición e insana actitud que está asumiendo el hombre de nuestros tiempos.

De todo lo expuesto se colige, que hasta el momento, después de haber sincronizado todos los criterios, evidencias y experiencias, el hombre en su devenir histórico ha pasado por las siguientes edades:

La primera: conocida como la Edad de Piedra, la más prolongada, la más funcional, y la de mayor cobertura tempo-espacial, y que el hombre aún convive con ella, luego derivó a la Edad de los Metales, la más cruenta y sangrienta y de mayor ostentación, a tal punto que el hombre ha concretado obras de ingeniería que sorprenden y preocupan y para satisfacer su vanidad recurre a un confort inusitado, habiéndole adosado a su entorno, perfiles arquitectónicos, consistentes en rascacielos que sobrepasan el medio kilómetros de altura, y ahora estemos ingresando a la Edad del Silíceo, porque el 70% de lo que está utilizando el hombre para colmar todas sus exigencias, es en base a este material.

La Arqueología codifica todas las referencias, vivencias y experiencias, amen que ya tiene la relación de todos los materiales utilizados por el hombre, desde épocas pretéritas, y puede sugerir cual será el material más funcional al cual tendrá que recurrir en el futuro.

Pero, cuando por circunstancias motivadas por algún designio cósmico, sumado al recalentamiento global y la negligencia del hombre, tenga que encarar, uno de los tantos eventos que se tienen registrados en los estratos de la tierra, y que dicho sea de paso ya está anunciada otra hecatombe ecológica, como hace muchos años ya ocurrió y que felizmente estos designios naturales no acceden a los caprichos humanos, y el hombre ante tanta destrucción se vea obligado a empezar de nuevo, la Arqueología tiene las mejores referencias de los materiales de mayor cobertura a las que tendrá que recurrir en los siglos venideros, para continuar con esta aventura que asumieron los que nos han precedido, que ha estado colmada de infinidad de gestos, actitudes, guerras, revoluciones, invasiones, presencia de personajes emblemáticos, divinos, superdotados, y que han configurado, sentimientos, filosofías. Doctrinas etc., etc., que no han satisfecho plenamente el anhelo real del hombre y su destino.

Pero, el material que utilizó el hombre con una mayor perdurabilidad, y la que ostenta gran cobertura social, como la que hemos advertido en épocas pretéritas, tenemos que reconocer, que ese material es la piedra, porque tiene una nobleza sin precedentes y su composición geológica es más afín para la convivencia biológica y la de su entorno y es la que de acuerdo al rastreo efectuado por la Arqueología, no le ha causado tantos trastornos y distorsiones a la actitud que ha asumido y ha definido el perfil cultural de las etnias de mayor connotación y que aún mantienen vigencia, y será el factor determinante, para preservar la semilla humana.

Ojala. que la experiencia de la Arqueología, que es la ciencia que tiene mayor y la mejor información de las etapas por la que ha pasado el hombre, las mismas que han tenido diferente cobertura, muchos de estos materiales no han satisfecho plenamente la verdadera intención del hombre, y ojala que aún ante tanto desconcierto, logre enmendar su actitud, porque está todavía a tiempo, si es que antes sucede lo imprevisto, y que ante peligro inminente de su deterioro irreversible, el mundo trata de recurrir a especialistas de alto nivel, que ya han dado las recomendaciones del caso, pero, estas no se cumplen.

La tierra está adoleciendo de un mal terminal, si no detenemos su deterioro irreversible, nos resignaremos lamentablemente a la extinción de nuestra especie, como ya ocurrió con otras, y que la geología, la paleontología y la arqueología, nos la están develando ante el asombro del mundo científico, que pese a su mejor intención, se siente impotente, para evitar que siga prevaleciendo el mal y la muerte, que está siendo digitada por los dueños de la humanidad y que adolecen de sensibilidad social, y lo inadmisible es que los primeros en sucumbir serán las comunidades nativas, que están ubicados en los diferentes continentes, y que con tanta mística, durante siglos y milenios defendieron y respetaron sus recursos y su medio ambiente.

Viva la piedra, por ser el material más noble, y si volvemos a recurrir nuevamente a sus bondades, la vida del hombre será más llevadera, pero, lamentablemente tenemos que resignarnos a admitir, que la vanidad y la prepotencia de algunos hombres, es más consistente que la piedra.

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